Sí, con agua, aire, sol y mucho, mucho cariño a nuestra pequeña semilla le fue creciendo una pequeña raíz, después un pequeño tallo, que día a día iba haciéndose más y más alto, y de este tallo brotaron las hojas...¡Ya tenemos nuestra planta!.
Ahora les toca a los pequeños jardineros seguir cuidándola en casa.